Hace poco un viejo amigo me dijo a manera de chacota "chochera ya no se te ve por éstos lares, estás casado o te has convertido en un antisocial?..."
El sarcasmo de sus letras no dejó de incomodarme, no porque fuese cierto, ni por el uso del acento fisgón y metiche, sino por la mentira verdadera que esconde.
Es cierto ya casi no salgo, las épocas de púber imberbe han cambiado y el paso de los años le otorga a uno nuevas responsabilidades y el tiempo de alguna forma se hace chiquito. Ya no se puede estar andando de bar en bar peor aun que no todo es gratis. Pero si me fastidia que se pretenda calificar de antisocial por el hecho de no expandir tu circulo social o por estar presente en cuanto evento y fiesta se realice. Lamentablemente mientras más razones das, más excusas te atribuyen. Afortunadamente escribir en blog ayuda a disipar esas cuestiones, sobretodo si se es un cavernícola en blue jean, como éste pechito.
Lo dicho anteriormente me ha servido de excusa para levantar la voz nuevamente. Mi látigo cae sobre la sociedad dos caras. Y no será la primera vez que lo haga.
Ya me harte la doble moral, del que dirán, del constante interés de la gente tratando de dibujar sus relaciones sentimentales en busca de la compatibilidad socioeconómica, incluso por encima del tradicional dogma de dar y recibir amor.
El status, aunque todos lo nieguen, juega un papel fundamental; de que universidad se procede, donde vives y hasta que haces en tus ratos libres es aún mas determinante que los propios sentimientos personales. Totalmente prescindible. Todo eso ya me llegó al pincho. Y lo pongo en negrita.
Yo no vivo de mentiras y moldes clichéros, sin llegar a creerme John Lennon. Yo prefiero seguir recluido entercándome en mis ideas consuetudinarias, valerme de la fe y el tiempo muerto que poseo en éste momento y esperar*
La vieja usanza me define: el levantarse temprano, tomar una ducha -dependiendo del frío- un desayuno ligero, chambear -con el dolor de mi alma y mi espalda- almorzar, salir, cenar, bloggear y dormir (repetir el mismo disco 5 veces por semana). Aburridísimo por supuesto, pero necesario, por no decir que no me queda de otra.
Y para ponerle ritmo un cassette (si, aveces los uso) de Joni Mitchell para inspirarme e ir en retrospectiva. Aún en la soledad y el confinamiento, si vale decirlo, se encuentra tranquilidad.
Con el tiempo exprimido y las ganas de hacer poco o nada es de esperar que siga sólo, pero igual prefiero esperar, aún cuando puedo ser, a causa del tiempo y la espera un pobre y triste huevón philofóbico. Pero que chucha, algo me tocará, ya lo dice el chavo la espera tiene su premio. O acaso lo dijo Don Ramón?
Valor agregado (consuelo): Saber que no soy el único que piensa así.*
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