lunes, 20 de septiembre de 2010

La ley de Kill Bill

Luego dicen que uno reniega por la santa hueva! Suena huachafo pero es la frase célebre que mejor resume lo que siento e intento decir.
Eran las 10 de la mañana del día domingo último, normalmente el día que instintivamente se elige para tomarse un descanso físico luego de una atosigante jornada laboral.
Una mañana gris y tenue, poco tránsito en las calles a esa hora. Iba buscando un ceviche al paso, no me amanecí chupando, esa tradición cada vez es menos habitual en mi, pero me provocó un ceviche y rápido.
A unos pasos de llegar a mi destino noto la presencia más que sospechosa de un par de desadaptados  por decirlo menos, que  seguro no me tiraron lente por la facha que traía (capucha, bermuda, pumas altas y sucias, gorra y cigarro). Mientras me acomodaba y hacía mi pedido (un rico ceviche con tortita de choclo, esos que solo se venden en tierra chiclayana) podía notar desde la comodidad de mi sitio de observación lunar a ese par de belicosos y se podia prever que querían hacer su jornada con el primer desprevenido que vean pasar. Su acecho tendría un objetivo fijo: una señora de no menos de 70 años, bajita y que apenas podía caminar, creo que esperaba su combi en un improvisado paradero. Uno se puso al flanco izquierdo de la tía la codea con el propósito de distraer a la señora y que el otro tipo (que ya estaba en su posición a las 3 en punto, trataba de escabullir su mano en el carterón de la señora). Tía pero nada cojuda y lo que le faltaba en fuerza física lo contrarrestaba con recursos propios del barrunto. Hasta eso, muchas personas se ganaron el pase, casi todos comenzaron a gritar exclamando su impotencia por tal abuso de éstos sinverguenzas, pero antes de que alguien prestara su auxilio, la tía setentota -parodiando a Beatrix Kiido, la novia en el film tarantiniano Kill Bill- acabó con los fascinerosos por si sola. Un par de manasos bastaron. Me quede huevón. Pero mi impotencia acabó con una leve sonrisa. Digno de un aplauso.

Pero esa leve sonrisa rapidamente se escapa para caer en una vieja reflexión: HASTA CUANDO! 
Ya no se puede andar tranquilo, aún en horas matutinas. La inseguridad que reina en esta sociedad de mierda le quita las ganas a uno hasta de salir a la esquina y lo único que se consigue es desgraciar a cada payaso que se pasa de vivo. Yo no soy inmune a ello. Estos malnacidos no escarmientan ni con nuevas reformas o proyectos o como chucha se le denomine menos con la pena de cárcel, entonces que les corten las boloñas, o algún otro miembro, así se dejan de joder.
Uma Thurman está próxima a protagonizar la tercera parte de Kill Bill, como lo mencioné apriori, así que tranquilamente se puede dar un vueltaso por éstos lares y comienza a entrenarse.

Nadie es capaz de poner mayor énfasis en la seguridad ciudadana. Pero uno de estos días me rayo y me corto en cien pedazos al primer imbécil que ose o intente robarme.*



PD. Los videos insertados no son obra de la casualidad, están para que, de forma sincronizada sigas el play a medida que lees la entrada.

4 comentarios:

Bren dijo...

Esta cada vez mas incrontrolable esto de la delincuencia imaginate aca en lima entre marcas secuestradores que asesinan sin piedad...pero que buena la de la tia que se supo defender bien hecho carajo!

Mr.d dijo...

y la hubieras visto, esos chistosos si no se corrian,olvidate la tía los revolcaba. Harto kung fu y películas

Hasta en el último rincón dijo...

Todos los días es un muerto, que uno, varios, mil choques, mil asaltos, atracos, estafas. Sin duda, el fin de la "humanidad" como la conocemos no está llegando, ya llegó.

Mr.d dijo...

suena descabellado,pero nosotros mismos lo hemos buscado...