miércoles, 3 de noviembre de 2010

El mundo cebolla

Hay algo muy habitual entre quienes me conocen a fondo y quienes empiezan a hacerlo. RENEGAR DE TODO, de todo. Reniego del clima, del stress matutino, de la mala comida, de la cumbia, del la tv local. Reniego casi por todo.
Pensaba en lo mucho que reniego y lo poco que he reído en estas semanas mientras abandonaba la oficina en horas de refrigerio buscando un restoran decente. Al llegar tomé un sitio exterior, la verdad no quería encontrarme dentro con algunos colegas. No recuerdo que pedí y es lo de menos. Como es costumbre, el pedido tardaba en llegar y ya empezaba a renegar nuevamente, para variar.
No terminaba de acomodarme y sentí una presencia extraña, una mirada penetrante que venía de un costado mio. Viré como tratando de disimular para responder a mi curiosidad, y se trataba de un niño, de los muchos que van por las calles pidiendo un sencillo para sus bolsillos. Algunos recurriendo a la vieja usanza de pedir a costa de la caridad, otro tanto improvisando con cánticos semi roncos o bailecitos algo singulares. Antes de saber en cual de esos puzzles estratificados encajaba aquel niño, metí la mano derecha al bolsillo. Mis dedos se agitaban entre la variedad de formas y tamaños de las moneditas, queriendo coincidir con alguna de un sol. En tanto lo hacía perdí la mirada alrededor y una docena más hacía lo mismo que el. Luego lo miré. Y fue como una extraña fijación en el. Aquel niño de apenas más de un metro de estatura, con ropaje bastante desaliñado y sucio, cabello largo con trenzas enredadas por las hojas de algarrobo seco y polvo matutino, portando largos pantalones caídos y rotosos que a la altura de sus talones hacían de calcetines que apenas cubrían esos pequeños pies repletos de callos carcomidos y laceraciones en flor, producto de las miles batallas libradas por aquel sobreviviente de este luciferino e inclemente peste humana. Su posición fija frente a mi, mostraba una actitud determinante e imponente. Aquel niño portaba en su mano derecha una bolsa rotosa con algunos caramelos y un globo blanco en la otra.
Un psique inquietante emanaba de aquel niño, al acercar mi mirada a su rostro noté que tanto la expresión de sus labios como la de sus ojos eran iguales. Ese niño al mirar no reflejaba nada. Su pérfida postura parecía mostrar la peor parte de mi alma, aquella que busco disuadir gritando al cielo.
A aquel niño la ayuda le sería de poco, un sol más un sol menos. El no estaba allí para eso. No hizo ningún ademán para pedir propina. Haga lo que haga el niño no acabaría con su miseria, haga lo que haga yo no me ganaría un pedazo de cielo ayudándolo, seguiriía siendo un miserable y nosotros también.
Su mirada era la esperanza marchita, la fe de rodillas. Sus labios negros llenos de costras hechas por el sol, las manchas de naranja y mugre en su polo, las yagas abiertas por causa de pecados ajenos. El sudor seco en su negro rostro. Tan negro como el de sus ojos, color infierno y resignación, las pupilas negras sin sombras que invaden la esclerótica y bordean su piel.
La negra mirada de la resignación parecía responder mi pregunta de toda una década. La razón infundada de mis constantes quejas no era supletoria, era totalmente cierta y siniestra. Este mundo rodante sigue dando sus vueltas en campana, aplastando en su trayectoria a los más débiles, rompiendo fajas de corto alcance, sin treguas ni compasión. Salpicando monedas y lujuria.
El mundo que cada uno ingenia y construye olvidando que el mundo es uno solo, esa conexión que perece en el llanto interior de aquel niño que no tiene ganas de vivir, que pende de un hilo por nuestra caótica soberbia progresiva. Sobreviviente de un maldito mundo de mierda que camina a la deriva con un vendaje en los ojos, la esclerótica negra y el cuello erguido. Directo al infierno blanco.
¡Jamás dejaré de renegar y quejarme de este mundo!

5 comentarios:

Hasta en el último rincón dijo...

Qué buen post Mr.D. Tu lado negativo y saca mierda al mundo entero es muy potente. Y lo mejor... es verdaderamente puro sentimiento.
Muy bueno!

Mr.d dijo...

Este mundo es ciego/sordo/mudo además de robotizado, ojalá mi mierdo silábico sirva de algo.
Gracias M.E!

Bren dijo...

muy buen post mr.d tu lado higado sirve de mucho cuando es bien dirigido,besos.

Mr.d dijo...

gracias Bren(por tu enorme comentario), por cierto, casi no se te ve por acá...hummm

Bren dijo...

yo siempre estoy x aca x alla jaja siempre te leo y casi siempre comento mr.d!