martes, 23 de noviembre de 2010

Mundo ausente V

(V)

Don Eleuterio esperaba de pie en la fachada de su casa. Santos a un par de metros de el, fumando el característico cigarrillo. Los chicos y yo apresuramos la marcha, o quizás fue la inclinación de la pendiente y el efecto de la gravedad. Lo que fuese, el hambre era incontenible. Llegamos y saludamos, don Eleuterio nos dio la bienvenida con un desabridísimo y un tanto displicente "que tal". El tradicional tipo reacio de la sierra, contrapuesto a la amabilidad del joven Uyurpampino. Pero ni modo, debíamos quedarnos en su casa.
Alguna vez el viejo patriarca fue alcalde así que, ese era indicativo de que estábamos al menos, en buenas manos. Nos hizo entrar, una bodega bien surtida, un teléfono satelital y muchos perros caminando. Pasando ese ambiente un amplio patio con otros ambientes detrás de el. La casona del viejo Eleuterio era grande pero cual corral, repleto de animales.

Caminamos tras el viejo camino al ambiente que parecía ser el comedor. Algunas tusas regadas por el piso y los perros mascándoselas, mucho humo y como no sentíamos hace días, calor y ganas de dormir. La esposa del señor Eleuterio se presentó sola, nos invitó a sentarnos en tanto terminaba de preparar los potajes del día. Por el olor daba la impresión que se trataba de alguna res y el infaltable cañaso. Se estila en esas zonas a que los moradores comparten con sus visitas sus creencias y costumbres, y la comida es parte fundamental de ello. Dejar más de la mitad del plato o poner cara de asqueado es el peor pago que pueden recibir, así que habría que comer a la fuerza si era necesario.
Aquel comedor era amplio y la mesa en ella igual de enorme. Lo que no sabíamos es que otras  personalidades de la zona y autoridades sería parte de ese almuerzo.
Las fiestas en la sierra suelen durar más de una semana. Y aunque cálido y acogedor, en la casona aún se sentía frío, empero dos vasos de cañaso fueron suficientes para disipar el frío. Ahora nos quitábamos los polares y todo lo que considerábamos innecesario. Esa bebida hacía mérito de la fama que la precedía, calentaba en cuanto se le ingería.

Fueron llegando uno a uno, venían desde caserios aledaños como Laquipampa, Uyshahuasi, Romero y Ayamashay. En realidad ese simple almuerzo que esperábamos era un festín de carnes y potajes típicos de la zona. La mejor oportunidad de los lugareños de exhibir sus platos. Recordando el jolgorio de los comuneros la noche anterior. Y aunque sonara mal, sin ser quienes ellos esperaban, nosotros terminaríamos siendo jueces de aquella feria. Seguro eso hacía pensar que recibiríamos la mejor atención.
Los saludos de camaradería correspondientes, y los platos llegando a la mesa. Sopas de borrego, caldo de bolas, estofado de res, cancha, queso, entre otros potajes eran parte de aquel buffet. Definitivamente el avant garde de toda la estadía.

Supusimos que el hambre nos haría quedar mal, terminamos en cuanto repartieron las comidas, pero nos sirvieron ración doble. Tenía que codear al resto para evitar que se coman todo lo que nos habían servido y en cuanto lo hice el viejo Pedro que estaba frente a mi intervino dicíendome que comamos sin tener vergüenza. Con autoridad plena y la confianza dada, mis compañeros se encargaron de dejar a los perros sin comida. Bueno al final,tanto maltrato en el sendero y los desfiladeros valió la pena. Nos esperaban unas semanas terribles.

Uno de los invitados en la mesa, un comunero de Laquipampa se ofreció a prestarnos la camioneta de su finca hasta que la empresa envié a la móvil que debió haber venido con nosotros. Algunos problemas mecánicos hicieron que, nuestro no planificado recorrido tenga algunos inconvenientes y algunas bajas, como la cámara y un par de sombreros. Aunque aún intactos, éramos consientes que nos esperaban dos semanas largas y tediosas y cualquier actitud servicial sería bien recibida. Aceptamos rápidamente, procederíamos entonces a subdividir el grupo en razón a la propuesta de aquel gentil señor, un grupo residirá en Uyurpampa y el otro hará las veces de posta, haciendo el trabajo sucio de levantamiento topográfico, como haciendo un poco de runnig, muy característico en la zona. Eso se podría discutir después, la reunión en la mesa era amena y pintoresca.

Se dejan escuchar viejos balines golpeando las calaminas en los techos. Ha comenzado a llover.

3 comentarios:

Bren dijo...

tenían que quedarse 2 semanas ahó??????????? muerooo jajajaja bueno aunque a los 16 estuve en una situación similar casi un mes solo q a esa edad todo era aventura ahora me he vuelto demasiado antipática para viajar...tienes q seguir mr.d termina de contar q mas paso...

Hasta en el último rincón dijo...

Caldo de bolas????????????????? Oh x Dios! Yo no soy nada malcriada, cero, naiiii naiiiiii, pero eso sí que no podría, no señor. Pero en fin! Parece que el viaje pintaba, pero para ti todo era gris. Te imagino con cara de pocos amigos. Quiero saber qué más pasó!
Esperaré el número VI pero espero que sea antes de Smashing, xq sino será otra la historia! El mejor concierto!

Mr.d dijo...

Por allá salen con cada potaje y cada nombre, ni tienes idea...
La parte 6 sale mañana,luego de eso el descanso correspondiete previo al concert para luego ahcer su respectiva crónica nocturna...