miércoles, 29 de diciembre de 2010

Canción visceral

Las campanas del atardecer
vuelan jugando a ser niños
coreando una oda al infierno 
las balas que suenan en sus cabezas
exclamando suicidio
como el negro, que sigue siendo negro en la oscuridad.

Campanario de penas serpentelantes carcomidas
como un gato en el cristal de la ventana
divulgando los secretos de mi ridícula sonrisa quieta
afinada por un deseo incontenible.
Como mi odio al mundo
al muladar blanco sin fondo
de mis sueños arrostizados en la fuente de deseos
mis súplicas al cielo venusiano
y mis ganas de morir despierto
una y otra vez.
De mirar sin ser visto
y mi boca en la bolsa queriendo ahogarse
No soy como esos niños
No soy un trébol de dos hojas
Soy el ruido contenido en la campana

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial, cada día me sorprendes más señor D. Una gran manera de gritar sin ser escuchado y caminar de pie. Tus ansias de revolución retuercen cualquier lógica ordinaria. Ten calma, todos los momentos pasan, incluso los malos. Sigue escribiendo así como lo haces, hasta que saques toda la mierda de adentro.
Beso. Andrea.

Hasta en el último rincón dijo...

Todo eso que tienes dentro, tiene q salir. Por algún hoyo por donde entre algo de luz, debe salir y no esperes mucho. Las fugas repentinas son las peores. Deahoga un poco, no acumules tanto dentro de la campana.

Bren dijo...

Como negar que me identifico por ratos porque no puedo evitar sentir rabia contenida y se que debo explotar en algun momento y tu lo haces de la mejor manera,escribiendo...me robo tambien este post? FUERZA y ánimos salir del hoyo cuesta pero de poder se puede :)

Hasta en el último rincón dijo...

Sí que sí! NADA NOS PARA CARAXO!!! SI SE PUEDE!