jueves, 2 de diciembre de 2010

Mundo ausente VII

La polvadera moteando nuestros cansinos rostros y la fría mañana. Lucho en el volante con la ventana a medio abrir y casi alejándose de Don Pedro, que nos rutéa con su dedo hacia el norte mientras avanza tranquílamente por la dirección por la que aparecimos hace rato. Al parecer una vieja senda, de época de incanato.
Parecía escuchar delante mío a Lucho susurrar entre su epiglotis, como que si el miedo lo abordara desde sus talones. Y creo que yo estaba peor. Conducir por entre peñascos y trochas de metro y medio de ancho era una tarea harto complicada. Pero las alternativas se agotaron.
Una cosa es "tirar caña" en una urbe y otra muy diferente es hacerlo en esta circunstancias. Trataríamos de ir bastante lento llevando comunicación constante con la otra brigada y con José desde el local comunal con los radios encendidos y los ojos bien abiertos y aunque era bastante temprano, la idea es ganarle a la noche, y descansar temprano, evitando ser asaltado por la lluvia y otras eventualidades a las cuales apenas estábamos entendiendo. Una 4x4 enorme y bien dotada, incluso con botellas de agua en su interior, pero con el aire acondicionado averiado- lo cual no era prescindible.
La trocha tenía abundante romero y uña de gato, distinguiéndose de entre la malesa y la hierba mala. Las doncellas Incahuasinas haciendo gala de su enormes y coloridas polleras saludándonos en cunclías, lavando sus ropajes y cuidando sus animales, los toretes transitando la ruta, graduando nuestro paso y un tímido sol, como queriendo y no queriendo salir.
Los ropajes tradicionales fruto de una historia prehispánica llena de costumbrismo y esplendor. Hermosos telares con diseños geométricos, hechos a mano o a pedal, con una gama de colores que van desde el rojo o naranja hasta el negro nebloso. Exhibidos con total propiedad y orgullo, ese que en nuestra costa parece estar ausente.
Hay tanto de que distraerse, los comuneros por el costado de la senda elaborando adobes de barro y paja, el ganado tragando pasto seco, las gallinas pigmeas correteando en la trocha y las doncellas jugando con sus ropajes. Hasta la fila de carne seca colgada en unas sogas es materia de admiración. El panorama ideal para respirar confianza.

A golpe de mediodía se puede aprovechar en que el frío es muy ligero para avanzar tanto como fuese posible, pero, a ese paso llegaríamos a nuestro punto en 4 horas y no en menos de tres como teníamos pensado. Quizás hubiera sido mejor continuar a pie. Pero lucho, por el espejo retrovisor supuso entender lo que yo pensaba al mirar hacia el timón.
Ni bien lleguemos abajo (al caserio más cercano) preguntamos... que preguntamos, defrente nos jalamos un cholo que tire su caña y lo hacemos conducir, ya le invitamos su gaseosita y listo, se acabó el problema Dijo en tono elevado y presto, el ocurrente Lucho. Sin dudas, una no muy sana reflexión, pero válida. Me dejó pensando.
No creo que los lugareños sean buenos conduciendo, salvo si nos topamos con alguno que haya manejado camiones mínimo, pero, no se, bueno vayamos abajo y allí vemos— le conteste. Eso no era un sí ni un no. O peor que eso.
A través del espejo noté los efectos del habitáculo que nos chuponéo en apenas dos días: los labios cuarteados, secos y grises, la lengua fofa y pálida, el rostro flaco y las mejillas rojas, con los pómulos negros. El fastidio en mi tras ese reflejo era evidente.
Me cago de risa en tu cara, sos un delicado, la puta que te parió Alansisho, jaja— dicho por el che en buena onda, y no le faltaba razón. Y aunque las quejas del inicio fueron disipándose a medida que me familiarizé e identifiqué con el ambiente aquel, corpóreamente no me sentía cómodo, para nada. 
Logramos divisar no muy lejos algunas casuchas conexas y muchos animales dispersos. Necesitaríamos una buena excusa para ganarnos un plato de comida y encontrar algún conductor con un curriculum digno de aprobación sin evaluación, cuando la informalidad nos hace tomar decisiones de vida o muerte.

Estando muy cerca, una mala maniobra de Lucho al momento de virar para estacionar el vehículo hizo que la llanta posterior derecha se pinchará entre carbones punteagudos recientemente usados. El estruendo al reventar fue inmediato, y nuestra cara de "ahora, que hacemos" también. Era lo peor que podía pasarnos, y rogábamos por encontrar un repuesto en la parte posterior.
La tela de ceniza levantándose nos llevo a concluir que se trataba de carbón fresco, mezclado con troncos y piedra.
El sonido hizo salir de sus casas a los lugareños y espantó a los animales más pequeños. Ahora si teníamos una excusa, antes de descender del auto nos colocamos nuestros chalecos y cualquier indumentaria que nos identifiqué y nos encale mejor. 
La conch* ** ***** por qué ******* no me dijiste que estaban esos putos carbones hierbiendo en el poto de la camioneta carajo— me increpó Lucho, muy molesto y hastiado.
Porque tú eres el que conduce so mierda, no yo— le contesté pausadamente mirándolo mientras lo hacía. Caballero Lucho, bajemos y hablemos con alguien de acá. Muéstrate tranquilo— finalizé, tratando de poner paños fríos, por no decir que me sentía resignado a mi suerte.
En cuanto bajamos, me dirijí a buscar la rueda de repuesto, mientras Lucho hacía lo suyo con los pobladores, que rápidamente se acercaron a la zona. No encontré la llanta por ningún lugar y la que acabamos de pinchar estaba totalmente impresentable, quemada y ahuecada. Me acerqué al tumulto.
Nosotros íbamos en dirección norte, teníamos que entablar una reunión y establecer un perímetro de control en las afueras para realizar unas labores a partir de mañana en toda la zona, aprovechando la altitud del caserío. Acá solo quisimos detenernos por algo de agua (agua,sinónimo de comida) y preguntar si conocían algún atajo— era parte del floro de Lucho para buscar una manito de entre los apenas 7 señores que nos escuchaban. 
Lo interrumpí Lo que pasa es  que ahora, con la camioneta averiada y sin repuesto, nos vemos en la obligación de caminar el resto del tramo. Por ello les pido de favor que le den una mirada al auto mientras mi compañero regresa a Uyurpampa a pie, y yo voy al caserío a pie también— finalice, en tanto Lucho me miraba impávido, como no queriendo aceptar la idea de regresar.  
Si, entonces nos encontramos en este punto en dos o tres horas, yo trataré de ver alguien que nos ayude con la llanta y tu avísales a los comuneros lo que previamente ya habíamos conversado...
Pero, quédense a comer papá, después se van— nos dijo amablemente uno de los comuneros más jóvenes, que me recordaba a José.
Bueno, si no es mucha molestia...— recuerdo haber dicho, en tono bastante bajo.   
Arrimen un poco el carro, déjenlo nomás, acá estará cuando se regresen. Vayan a comer— dijo el que parecía ser el padre del joven que nos invitó a comer. Agradecimos mientras sacábamos algunas cosas del auto y ultimábamos algunos detalles. El resto lo coordinaríamos por radio.  


4 comentarios:

Bren dijo...

osea estabas perdido en sabe dios q pueblo y aca llorabas por la universitaria 21? jajajajjaa buen relato mr.d continua por favor que esta muy interesante,peor no les podia ir o si?

Hasta en el último rincón dijo...

Por Diosssss! Se perdió en Universitaria para Smashing????? EPICO, esto sí que es EPICO jajajaja!
Debo comentarte que agarré mis hojitas impresas con la parte VII del relato y me largué al directorio con mi vaso gigante de agua helada... y qué mostro olvidarme unos minutos del cerro de pendientes y viajar hasta uaysususjukunoseque... y estresarme con ustedes al volante y para colmo perdidos en un poblado de gente que "parece ser buenísima" pero TODO PUEDE PASAR!!! Si eran locos, asesinos, adictos a la sangre, o no sé!!! Algo parecido a una película gore?????
Ya postea el VIII por favor!!!

Mr.d dijo...

JAJA, si, increible, no me pierdo en la sierra norte y si lo hago en la jungla de la universitaria, que bárbaro. Bueno si, ya estoy por acabar la cróncia en Uyurpampa y anexos... calma...

Bren dijo...

jajajajajjajaa Marité mucho crepusculo ah! jjajaja hasta lo de asesinos estaba bien pero adictos a la sangre? :/ jajajjajaa q miedo ...yaaaaaa mr.d apura con lo que sigueeeeeeee ...