viernes, 10 de diciembre de 2010

Título en blanco

Año y medio asistido solo por la soledad y los cinco metros cuadrados de una habitación vivificante. Toda una década rebobinando un disco duro lleno de baches y sobresaltos.
La soledad delineando una nueva forma, la supervivencia asomando y curando heridas de carne cruda. Los fotogramas de los fracasos de antaño, sobrepuestos en papel translúcido y remojados en tangentes de mierda y lodo. El duro trabajo de la mente en complicidad con la costumbre, el relevo de uno por otro.

¿Acaso se puede amar más de una vez? ¿Por qué duele tanto ese maldito sentimiento? Preguntas que desdibujan mis tripas y me llenan de furia. El porvenir dantesco y la esperanza metida bajo mis axilas. En que momento se me ocurrió salir de mi reclusión!
Una década de ensayos, golpes, rebrotes y resurgimientos. El miedo escapándose por la rendijas de la ventanilla, cuatro letras que  se deforman ante una nueva ilusión y la fácil entrega.
El amor cosquilleando una vez más. Año y medio lavando el piso sucio. Esperando. Y un mes para sufrir por toda una década. Viendo al mundo normal huyendo de mí.

Lunes, Martes...  días de mierda, mierda y mierda. Estoy hasta el hartamiento de mi mismo.
Las pasarelas de las mentiras y las excusas, la sensatez echada por la proa y los besos remojados de ají.
Promesas que se cumplen a partir de otras que se rompen.
La incertidumbre detrás de la palabra cuando la impotencia hace gala de peste de ratas. Nunca es suficiente.
¿Si no existe la perfección, por qué la buscas? De entre el polvo de pirámides, por debajo de la piel, con la boca cerrada.
¿Qué quieres de mi? ¿Que guarde silencio y me coma mis peros? ¿Que espere eternamente al costado de un agujero negro supermasivo?
 
Te he dado todo pidiendo poco. Mis despojos son míos, mis mierdas, mi rebelión. Son mías. Hasta mi psicopatía entreverada a mi vástago aneurisma. La deformación de mi personalidad, y la estupidéz que hace lo ordinario cotidiano. Así soy yo.
El sorteo de veinte lágrimas por cuatro sonrisas.
Yo no resurjo de cenizas; apenas y se caminar, tampoco llevo oculta mi procesión. Yo digo, lloro, pataleo.
Soy un comediante bajo un antifaz blanco. Y ahora me rio de mi mismo, de lo idiota que soy.
Te he dado todo en casi nada y no lo has notado.
Eso que yo doy sin austeridad, que  los cobardes llaman posibilidad y yo le llamo Amor.
Y no lo has tomado.

Muerte súbita, tambores y telón!

5 comentarios:

Hasta en el último rincón dijo...

Como puedo empezar a describir la tormenta de ideas, sensaciones, emociones y el conocido olor a derrota sin lucha que me causó este post.
La guerra, que no es más que tuya, es solo contra ti mismo. No puedes sacar una bandera blanca cansada de tanto golpe y sucia de sangre valiente injustamente derramada. Si el amor es para ti una batalla, pues muere en ella como todo un valiente y triunfarás aunque encuentres en ella a la misma muerte.
Ánimo Mr.D no todas las batallas tienen que terminar a ganador y perdedor, sino pueden resultar en una tregua de victoria llena de emociones y plenas felicidades.

Mr.d dijo...

Me sobrecoge todo lo que me dices. Será que llevo toda una vida quejándome del amor, no porque me sea esquivo, sinó porque no es sensato conmigo. Eso sucede cuando se confunde la pasividad con la estupidez. Pero bueno, como tu dices, puedo ganar o perder, pero hago la lucha, hasta donde se puede.

Bren dijo...

muy al margen de lo q me imagino debes estar sintiendo al escribir este post me encanto, me identifique tanto...leerlo fue como si supieras exactamente cosas que jamas te conte y lo loco de esto es que tu estas ya sea pasando por algo diferente o solo fue imaginación ...lo que sea muy buen post...cada palabra...por otro lado ya conversamos por msn.Un abrazo!

Mr.d dijo...

Gracias bren... siemrpe hay que decir lo que se siente. Verdad?

Anónimo dijo...

Genio...brillante blog!
Andrea