jueves, 6 de enero de 2011

Mis mierdas en el sendero de la locura

El buen ánimo se deletrea,
el desgano se esparce
y los sueños diseminan
como pólvora de cantimplora.
Mis manos no dejan de temblar,
escribo de revés
del amor sin sentido,
de mis contiendas internas,
de las ilusiones atadas
en besos amarillos.
El eco en la cúspide cae dos veces,
el maquillaje se decolora
como la sonrisa del gato,
los geíseres apuntan al cielo
sin tocar un amanecer.

He regresado al mismo punto,
no me interesa regar esperanzas,
sigo respirando del cielo,
ese que abate mis creencias.
Debo callar quizás, correr descalzo quizás
pero nadie llegará a salvarme,
estoy solo, subraya la soledad de mi soledad.
Pegado en la ciénaga,
flotando en sollozos,
amando sin ser visto.
Solo, creyendo que el amor se vende en mercados,
moldeando secantes de sonrisas acrílicas,
retando el sueño de mi propia fábula.

4 comentarios:

Hasta en el último rincón dijo...

La soledad es una locura, una de las buenas que no matan el alman, porque tiene cura. No busques el sol mirandolo de frente, búscalo en reflejos de lo que parezca similar a simple vista. El reto está en conocer qué tan parecidos son. Lo encontrarás, cuando menos lo esperes. Cuando menos lo busques.

Hasta en el último rincón dijo...

Como siempre... me dejas con una lista de palabras por incorporar en mi reducido diccionario mental.

Mr.d dijo...

Gracias Marité, como siempre. La importancia de tener gente como tu lejos, no tan cerca, y a la vez, no tan lejos. He pensado en combatir esa soledad con desprecio y fe. Veremos que sale de eso...
Gracias por considerar mi (ambiguo)léxico semibloggero, para mi es demasiado alentador...

Bren dijo...

"...y yo sigo sin tocar un amanecer"
Pueda que los amaneceres no esten apareciendo muy seguidos en tu cielo ese cielo del cual respiras, porque es cierto nadie llegará a salvarte, solo nosotros podemos salvarnos de esta locura, llamada a veces soledad...