martes, 1 de febrero de 2011

(De "Leyenda Negra" página 4)

Sale a toda prisa llevando puesta la pijama improvisada hecha de adornos manuales de Jenny, con detalles que podrían confundirlo por un comediante. En realidad en el fondo lo era, se sentía así en medio de esta patraña. Las piernas teñidas en sangre y su vieja eagle en la mano derecha, descalzo y despavorido. Así afrontaría Chaun su venganza.

No pudo protegerla. Estaba destinado a la tragedia, parecía que ni las ratas apreciaban su presencia. Fue lo que desprendió a Chaun del precipicio. Sentía como que ya no tenía nada que perder. Pero hiciera lo que hiciera, nada cambiaría nada, su vida no regresaría. Ahora estaba completamente solo, una vez más, y también loco. Igual no podía estar más loco. 

         Sus designios se encarrujan como en aceite hirviendo. Todos corren yendo y viniendo, saboreando lo que parece ser la luz del crepúsculo, esa que busca escapar de la reclusión llamando a la ilusión. Diez minutos de digna mentira. Su mundo es el submundo, una cloaca sin salida.

Los mugrosos borrachos fuera del viejo bar, los niños de la plaza, las meretrices cizañeras en la esquina, todo era materia de sospecha. Necesitaría más que indagar para estar seguro tras de quien iba.
El conocido olor a cigarro guardado, reduce la esquina de esas putas a cimientos donde solo un tipo sin nada que perder como Chaun se atrevería a franquear. Preguntar y rearmar el puzzle, desde abajo...
¿Qué hacen dos mujeres como ustedes en este puto lugar eh? ¿Cazar palomas? ...Chaun cuestiona como quien pregunta en voz baja, y prosiguió...
¿Cómo puedes conservar tu cabello intacto?... Hey pero que veo...jeje, tus cejas se están cayendo, pero no tu cabello... 
Porqué no te largas ya viejo decrépito... Increpó una de las putas, de aspecto intimidante, y tan fea y ruin que su propia descripción caería en las lagunas que forman sus negros y profundos ojos.
Tranquilas, acabo de llegar con las buenas nuevas, increpaba Chaun sin dejar de mascar el chicle de hace dos días.
Pues vete con ellas anciano. Dios te abandonó hace mucho tiempo, el diablo te tiene miedo y nosotras no te queremos aquí. Las putas dieron media vuelta y sin dejar de mirarlo entraron al bar de la esquina por la pequeña puerta a sus espaldas. El humo se disipa a medida que Chaun abandona la escena, mirando retadoramente a esas mujeres de mundo, que irritan al sol mismo.
Chaun, el viejo Chaun, solía ser un pez girando al revés, presa de su propio mar. Del sistema, del cual pretende quedar exento. El sistema que mimetiza egos, confundiendo risas con llantos y ambición con perfidia y al cual ahora, debería acceder. Era como meterse por entre las tuberías de esos torrentes llamados submundos urbanos.

Ahora el viejo ex mercenario se arrincona en la esquina en el que aún aletea el olor a perfume de gitanas, abatido, observando el mundo ir y venir, esperando caer pistas como pica picas al cruzar la avenida. No estaba pensando con claridad y lo estaba notando, cada vez con menos lucidez y vestido de esa forma solo lograría el rechazo de todos. Un buen baño y un café pasado eran más que urgentes.

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1 comentario:

Hasta en el último rincón dijo...

La leyenda de Chaun cada vez se pone más interesante y me hace pensar, será en verdad una leyenda? Sigue Mr. D. Muy buena historia...