jueves, 3 de febrero de 2011


(De "Leyenda Negra" página 5)

Su dolor con cada paso que da se hace más tangible y su ímpetu de venganza se atiborra más y más, paso a paso. Lento pero seguro se repetía Chaun, sonando más a una conocida excusa que a un acto de paciencia y sigilo. Si nada tenía sentido no importaría. Ahora al menos había retornado a lucidez a su decolorada cabeza.
Al llegar a casa nota que las puertas siguen abiertas. ¿Es que acaso nadie se atreve a entrar a su casa por las puertas? ¿Qué tenían de especial esas pequeñísimas ventanillas del baño donde apenas caben sus calcetines ahuecados? Algo tenían.

Se mantuvo al pie de la puerta, el arma que empuña en la mano cree mantenerlo exento de cualquier riesgo. Había dejado una senda de huellas apestando a despojos y el diario a centímetros de él había caído en esa laguna de detrimento. No alcanza a leer el titular pero logra reconocer el rostro del primer plano. Un rostro que le es familiar y que prefiere no mencionar.
Se arrodilla con tanto esfuerzo que sus huesos parecen carcomerse entre si, y no evita reírse de si mismo -creo que eso lo envalentonaba- pero producto de su propio peso pierde el equilibrio desparramándose hacia atrás.

Te encuentras bien? se escucha de a lado de su fachada.
Una voz tan fúnebre como ecuestre solo podría provenir del viejo Mike, tan viejo y sucio como él mismo, aunque solo alcanzara a ver sus callosos y hediondos pies bajo una sombra que no deja de mecerse, sabía que era él. Su único vecino. Ya no había gente cuerda en ese maldito barrio. 
Mejor que eso, estoy ¡A un metro del puto infierno!— exclamó Chaun con sarcasmo de mercado, tratando de incorporarse. 
—Lo dije porque tienes el trasero arruinado... 
—¿Es por la maldita pijama?— replicó Lennox, todavía en el suelo, abrazando sus rodillas. 
—No, por la sangre que te cae(...) Necesitas usar pañales como yo. Alega Mike con una displicente sonrisa.
—Viejo bastardo ¿debo morir para que me respeten?(...) 
—Acabas de besar las puertas del infierno y no te han permitido cruzarla. ¿No has probado entrar por la puerta falsa? Luego de esa breve alocución otro breve aunque menos breve silencio desafía la ansiedad.


El sabio ronroneo escondido en las sombras había calado la lógica de Chaun, al punto de dejarlo mudo, presa de su propia mirada perturbada.
—Necesitas más que un arma y tus pelotas para acabar lo que tu mismo empezaste. Ahora entra y duerme. Y no olvides lavarte el trasero. Sentenció esta vez, a viva voz el misterioso Mike al tiempo que se retiraba lentamente.

Para Chaun la mañana empieza así, como la existencia de los pájaros carroñeros cruzando las trincheras de su longevidad en su propio oráculo. Y la mañana sigue siendo tan fría como el intermedio de sus talones y el mango de su pistola.

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2 comentarios:

Hasta en el último rincón dijo...

Es un personaje tan oscuro... pero ya quiero saber todos los secretos que esconde!!!
Qué le pasó a Jenny??? No lo vas a contar nunca?

Mr.d dijo...

A eso voy, pagina 8... patience colega...