miércoles, 9 de febrero de 2011

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(De "Leyenda Negra" página 6)

Al otro lado de la ciudad, del menos hostil pero igual de sucio, en la cloaca en movimiento, Jenny huye de su destino, corre despavorida metiéndose más y más hondo en los zigzagueantes callejones repletos de viejos vidajeneando, miserables vagos aferrados a estupefacientes, columnas de humaredas y montículos de basura sobre más basura.

El silencio ahoga el ruido en la saliva contenida en Jenny al ocultarse tras un contenedor de residuos, presa del cansancio y la angustia. Cree que tapándose la boca huirá de su miedo. La acechan y están muy cerca, ella lo puede sentir en su frío sudor.
El intenso ruido la atolondra y el peor de los bálsamos destroza su olfacción. De repente un peculiar silencio la envalentona, pero cual drama de ficción, sabe que de ese silencio se maquina algo que puede no gustarle mucho. Entonces permanece en su lugar. A tientas.
Su pijama blanca se ha tornado marrón, producto de sangre mustia y barro asperjado, mejor aún, como guiso para perros. Afortunadamente para ella, su nuevo avatar era contraste idóneo para ese paisaje monocromo.
Pensaba en alguna forma de dejar pistas para su amado Chaun. Era muy niña pero bastante astuta. Más que Chaun, pero eso no era significativamente un gran mérito. Cualquiera era más astuto que el viejo Chaun. Pero no cualquiera tenía sus cojones.

Dispuesta a correr a toda velocidad por una calle a su costado que parece la única salida, la única por donde emerge una luz matinal, Jen se levanta a prisa y con un fuerte impulso, lo suficiente para chocar con esa barrera impredecible que se levanto delante de ella, a solo un par de metros y cae sobre sus ganas titubeantes.

Te ves tan cansada e infeliz, pequeña Jenny(...)¿Cómo has hecho para domar a la bestia?
Pues...eres muy niña para complacerla de la otra forma.
Esa tonada, a la cual parecía estar acostumbrada, no intimidaba a Jenny, por lo menos era lo que mostraba. Ni sus fachas de criminal la asustaban.

Yo sólo toco el piano para él. Pero algunas veces hago de señuelo, de hecho, el ya está justo atrás de ti...

Una vil mentira que le salvo el pellejo. Huye en cuanto el lento gordinflón voltea espantado. Con la misma cara de un enorme bicho cuando es aplastado, con los cuervos sobrevolando al acecho.

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1 comentario:

Hasta en el último rincón dijo...

Muy buena página de la historia del viejo Chaun. La leí en un segundo y simplemente le di F5 a ver si habías posteado ya la parte -7-
Sabemos un poco más de Jenny pero no atas cabos aun, nos mantienes en vilo y eso es lo mejor de todo.
Muy buena historia.