jueves, 8 de septiembre de 2011

tras la sombra de un lobo

No existe Wonderland, él lo sabía pero urgía encontrar forma de explicarle sin enervarlo. Como quitarle el sueño sin despertarlo.Ensimismarse de esa forma no era suficiente.
Era Paco Claudio un niño inquieto, con una extraña voz lateada y pómulos que sobresalían. La sensación de vacio que provenían de su mirada borraban sonrisas. Tarareaba siempre una misma canción, apenas la sabía y parecía ser que le salía sin querer. El pequeño Paco siempre preguntaba, miraba hacia el costado y tarareaba y tarareaba. También sudaba como su tío Lorenzo cuando lo invadía la ansiedad, o era quizás el olor a musgo o la pronta caída del sol.

Caminan de la mano, formando una sola sombra, dualizando un cuento.
   Wonderland está tras esos arbustos tío, date prisa  expresó el niño, con un carisma tal que la gélida mirada irradió al mismo sol, bordeando la sonrisa.
Tío Lobo permanecía inquieto, sin un plan aparente y con deseos de ser la sombra rodeando el bosque y la quietud tras el arrollo. Nadie creería en él, ni con la mejor premisa.
Pero allí estaba Paco, trotando, ululando placidez. Y él lo miraba, se podía sentir a gusto con él, a pesar de todo. Wonderland no existe pero Paco no lo sabe.
El tío detiene el paso y revela con susto. 
   Pronto saldrán los lobos Paco rebatió el tío Lobo, valiéndose de un cuento, y de su nombre. Era un niño se creería casi cualquier cosa. El pequeño Paco Claudio lo miró impávido.

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