Mis manos sostienen un castillo de naipes
alfombrado de ficción
y el pasado pulula, resonando como eco de arpías
el miedo, el desencanto y la alienación se conjugan
y me estampan enveresado bajo el suelo
Mis voces encerradas en palabras
como colores que se vuelven sepia
como llagas que colapsan
y nudos que arden clandestinos
Quiero arrancarlas de mi cabeza
esas piedras que vuelan
esas risas que se esconden
en surcos de fatiga
El tiempo se despide entre pesares
a la diestra de su resignación
¿Acaso soy distinto a un bolígrafo batiendo?,
al puente de mi ele en dieciocho versos
y todas sus letras bailando en círculos?
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